Ideé un cuentito mientras regaba el jardín ésta noche, y mientras recordaba a alguien y me recordaba a mí misma...
Érase una vez una orquídea, blanca con motas lilas, casi imperceptibles...
Un dia, una mariposa amarilla volaba de flor en flor y se posó en la orquídea, era suave.
También caminaba por el terregal recién humedecido un gusano, café y gris, pequeño pero enemistoso de la vida. Trepó la raíz de la orquídea y subió por sus hojas jugosas, llenas de pequeñísimos pelillos, casi como de terciopelo.
Érase una vez una orquídea, blanca con motas lilas, casi imperceptibles...
Un dia, una mariposa amarilla volaba de flor en flor y se posó en la orquídea, era suave.
También caminaba por el terregal recién humedecido un gusano, café y gris, pequeño pero enemistoso de la vida. Trepó la raíz de la orquídea y subió por sus hojas jugosas, llenas de pequeñísimos pelillos, casi como de terciopelo.
Devoraba una hoja cada noche, y, por el día, se animaba a seguir acabando con las hojas de la orquídea que se veía a sí misma amenazada sin motivo, ella solo quería ser bella y amistosa, ella solo era quien era.
Una mañana, una niña caminaba y vió las hojas orquidáceas llenas de agüjeritos: sabía que era obra de gusano. Decidió regresar mas tarde.
La mariposa amarilla estaba cansada y se sentó un rato sobre la orquídea que era tan suave. Ése dia la niña llegó con unas pinzas y cortó la orquídea, la mariposa voló apresurada antes de que sucediera aquello.
Cuic cuic, zaz.
Para mala suerte del gusano pastoso, quien para entonces ya estaba gordo y mas narizón, la niña también cortó las hojas y lo arrojó fuera de aquel vasto terruño.
Ahora tenemos: una orquídea en un cristal, una mariposa que vuela y un gusano que vuelve a buscar.
Y colorín colorado, cada quien ya se la ha jugado.
P.D : Hoy, la mariposa revolotea, revoltosa.
Una mañana, una niña caminaba y vió las hojas orquidáceas llenas de agüjeritos: sabía que era obra de gusano. Decidió regresar mas tarde.
La mariposa amarilla estaba cansada y se sentó un rato sobre la orquídea que era tan suave. Ése dia la niña llegó con unas pinzas y cortó la orquídea, la mariposa voló apresurada antes de que sucediera aquello.
Cuic cuic, zaz.
Para mala suerte del gusano pastoso, quien para entonces ya estaba gordo y mas narizón, la niña también cortó las hojas y lo arrojó fuera de aquel vasto terruño.
Ahora tenemos: una orquídea en un cristal, una mariposa que vuela y un gusano que vuelve a buscar.
Y colorín colorado, cada quien ya se la ha jugado.
P.D : Hoy, la mariposa revolotea, revoltosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario