martes, 19 de enero de 2010

DESEO


El deseo, dice Jaques Lacan, psicoanalista francés, es el motor de la existencia humana. El sujeto es atravesado por el deseo, de modo que lo lleva a perseguirlo hasta alcanzarlo, encontrarlo y satisfacerlo...entonces es momento de desear algo más y seguir deseando...seguir viviendo.




Además alcanzar el deseo tiene la característica de que termina haciendo que dejemos de interesarnos por lo que ya tenemos, una vez logrado, nos olvidamos, nos parece fútil y empieza a carecer de atractivo...necesitamos un nuevo objeto de deseo. Éso está bien, si no sucediera nos quedaríamos ahí para siempre, como Penélope, la de Serrat...




Por ejemplo, yo tengo antojo de galletas de mantequilla, voy a la tienda departamental y no hay en los estantes, luego tengo otras actividades, debo ver pacientes, salir de casa, atender labores, durante ese tiempo, mi antojo parece aumentar y casi glorifico la visión de las galletas. Por la tarde, entre pacientes, voy a la tienda...encuentro las galletas, no compro uno sino dos paquetes (no sea que ya no haya después) al llegar a casa las como, y al final solo me queda el desencanto: no saben tan maravillosas como las imaginaba en mi espejismo...quizá mas tarde un café sea satisfactorio...




Y así vamos por la vida, deseando, alcanzando, desilusionándonos o sintiéndonos felices por lograr algo, pero luego, hay que buscar nuevos deseos, nuevas metas...




He pensado, sin embargo ¿Porque nos gusta tanto estacionarnos en lo mismo?




Seguimos rutinas, no nos atrevemos a conocer nuevas personas, a cambiar hábitos, modos de pensar, aspectos personales o familiares, que podrían ser mejorados, o a invitar o aceptar invitaciones para atravesar con los otros significativos en mi vida, por ésos cambios para transformarnos.




Ése es el trabajo de un terapeuta, pero también debería ser nuestra vocación, sino ¿que cosa es estar vivo? no es solo nacer y ser empujados al mundo, ésa es una visión muy pasiva de la realidad...




Creo que es que nos da miedo desear, porque si se acaba el deseo, lo que inevitablemente pasará, no tenemos imaginación e inventiva para buscar nuevas cosas, actividades, soluciones, verdades, respuestas.




Pero no la tenemos porque no las buscamos.




Es entonces que la vida se nos vuelve un fastidio, un lastre, una bobada.




Nos da flojera vivir y asumir lo que verdaderamente significa estar vivos.




Estar vivos significa buscar moverse y adaptarse al cambio, porque solo hay crecimiento si hay transformación, si no, observen a un infante en desarrollo, a un adolescente, a una mujer embarazada, a un hombre comprometido...( un hombre, no ésos que se dicen pero no tienen con que).


Hace un mes, nacieron en casa unos hámsters, son cinco, eran casi nada ¡una vida tan frágil!. amigos y familia vaticinaron que no sobrevivirían...algunos animalillos, incluso se cayeron fuera de la jaula y los tuve que meter de nuevo, porque no podian moverse por sí mismos: eran rosados y casi transparentes. Ahora son pequeños pero intrépidos, van y vienen, comen por sí mismos, tiene pelo, sus patas los llevan y los traen, han crecido...y aunque duermen la mayor parte del dia, porque el hámster es un animal nocturno, cada noche aprenden nuevas cosas...




El deseo, la naturaleza humana, implican cambio, es su sino, les es intrínseco, y ¡a nosotros nos da flojera!, entonces inventamos que es mas fuerte el miedo, que mejor malo por conocido, que para que si siempre resulta igual, si de todos modos nunca ganamos nada, si para que me divorcio, para que me caso, para que un hijo, para que me cambio de casa, para que hago una maestría, para que aprendo a manejar en ésta maldita ciudad...




Puras defensas.




Pero es terrible verdad. En realidad no vivimos, sino esperamos navegar pacíficamente, evitando miedos, peligros y cambios, para luego morir, seguramente aferrados a que el más allá es una continuación de la inmovilidad que procuramos mantener, aún en contra de la propia fuerza de la vida, que nos obliga al cambio, mediante circunstancias ineludibles: la edad, la maternidad o paternidad, el egreso de la escuela, la muerte, el empleo perdido...nos declaramos incapaces antes de haberlo intentado o en el camino, confesamos que eso no era para nosotros...




Constantemente nos retrotaemos hacia la comodidad, la inercia, la inacción, y soñamos que mágicamente la vida nos caerá encima con sus bondades y sin esfuerzo o costo alguno en pérdidas, riesgos, esfuerzos, lágrimas, dolor...pero éso es hermoso también, es emocionante pensar ¿ahora como voy a salir de ésta? no se nos da el goce de la creatividad...






Pero la vida es movimiento, baste observar a nuestro alrededor, plantas, animales, sol y luna, estrellas, noche y dia, estaciones climáticas, ahí estamos nosotros, inmersos y ante tal magnitud de la realidad, nos quedamos congelados por estar vivos, tremenda contradicción. Gran pérdida.




Lo mas rico es desear, desear, volver a desear, desear incluso conocer lo que hay mas allá de la vida, siempre y cuando hayamos agotado las posibilidades en nuestra existencia en ella...o al menos éso es lo que voy descubriendo yo...