viernes, 23 de octubre de 2009

MORAL SEXUAL


He releído un texto estupendo de Sigmund Freud: "la moral sexual cultural y la nerviosidad moderna". Fué escrito en 1908. Mientras lo revisaba, preparandome para mis consultas ¡no dejó de asombrarme la vigencia del texto!.

Y es que poco se ha transformado en la relación sexualidad, cultura y moral. una construcción social, que no solo ha sido difícil de romper, sino que logra su mantenimiento porque se refuerza en cada generación: una creencia errónea conforma una realidad que es mantenida por medio de interacciones sociales y así confirma la creencia original, de modo que pierde su caracter de equivocada.


Además en torno al ejercicio de la sexualidad, no solo se han construido creencias sobre bases erróneas y mitos, sino que se ha visto multi reforzado por muchas de las instituciones que forman a los individuos: la familia, la iglesia, la escuela, los medios de comunicación.


Pensemos que en la actualidad a hombres y mujeres se les educa, en éste sentido, para reprimir su energía sexual desde la niñez, en que se da una fuerte actividad autoerótica, pasando por un período crítico en el que el niñ@ forma su percepción de si mismo, de su cuerpo sexuado y de la actuación para si mismo y hacia el entorno, en relación a éste.


Ésto es resultado de que los progenitores mismos, no han podido desmitificar las creencias erróneas con respecto a su cuerpo, sexualidad y erotismo. A los infantes se les reprime en sus expresiones auto eróticas, se les dan pararespuestas ante sus dudas acerca de lo sexual, en lugar de abordarlo directamente: porque no saben hacerlo o les da miedo.


Aunque en la actualidad los infantes y adolescentes son bombardeados con información sobre sexualidad, el proceso subjetivo, en el cada uno de ellos la procesa, no se observa ni dentro de las escuelas ni en las famlias, mucho menos en las iglesias.


El mensaje implícito es que aunque sepamos que existe, es algo que debe reprimirse, mediante un mecanismo de silencio y mitificación de lo que es la actividad sexual en el humano.


Pero la energía sexual ahí está y es parte de la expresión humana de los afectos. No sentimos deseo sexual solo en épocas de reproducción, como el caso de los animales.


Luego entonces, algo que existe y es, si es negado y reprimido por diversos mecanismos culturales, debe emerger en otras formas. Freud menciona que lo hace en las distintos tipos de neurosis que el estudió y documentó ampliamente en su trabajo. Algo interesante de notar es que el neurótico lucha con la expresión de su energía sexual constantemente, de modo que poca energía psíquica le queda para ser creador, productivo y autónomo. La mayor parte del tiempo se encuentra agotado, mediocre, sin aportar nada novedoso a la cultura, sino que mas bien, enfermo y aquejado por la diversidad de su sintomatología neurótica.



Los jóvenes son educados para posponer el ejercicio libre de su sexualidad hasta la época en que terminen sus estudios universitarios, para que su proyecto de vida no se vea frustrado, o en otros estratos socio-culturales, hasta que se legalice una unión de pareja.


Lo que estamos observando en la actualidad es solo que con tanta información y proclamación de que la sexualidad se debe ejercer a cualquier costa y en el momento en que se decida libremente, se ha permitido que la vida sexualmente activa, se practique antes de entrar en las categorias en las que culturalmente antes era sancionado, de modo tal, que los adolescentes tiene un alto índice de embarazos y la mayoría de los jóvenes, que han tendio acceso a información sobre sexualidad humana, inicia actividad sexual a edades mas tempranas, estando o no en una relación de pareja institucionalizada y usan más métodos y con mayor frecuencia y eficacia, para la anticoncepción.


Pero una cosa es eso, y otra como se vive el proceso del propio ejercicio de la sexualidad en un nivel interno o subjetivo, de cara a una moral cultural.


Si las creencias erróneas acerca de la sexualidad y su goce o placer han sido transmitidas por generaciones, tenemos una generación de hombres y mujeres que no logran conciliar la nueva cultura que muestra la información sobre sexualidad actualmente y la práctica de ésta.


Por ejemplo, los matrimonios actuales, reportan como una de las principales causas de divorcio la incompatibilidad sexual. Los hombres y las mujeres por igual son incapaces de mostrar su afecto en ésa área o se sienten poco satisfechos por su pareja. Un dato muy interesante cuando, en este tiempo, y mas que nunca antes, se tiene acceso libre a enormes cantidades y tipos de información acerca de la sexualidad, el erotismo y su ejercicio en pareja.


Quizá pasa que hombres y mujeres, no han sido educados para ser libres en ésa área. ëso no lo da la información porque es un proceso independiente, subjetivo y de carácter psicológico y grupal.
Las mujeres buscan llegar al matrimonio a ejercer una sexualidad gozosa y placentera, pero su educación se los impide. Entonces se vuelcan sobre los hijos y los convierten en fuente de su satisfacción. Algunas, para cuando han podido deshacerse de muchas de las creencias erróneas ya están en una madurez que las obliga a tener episodos de infidelidad, más comunes de lo que pensamos, o queremos pensar, o simplemente a renunciar a su energía sexual, sepultándola definitivamente, con los resultados que ya he descrito, y que Freud documentó magistralmente; respaldadas por mala información acerca de que la mujer luego de los 40 años va en declive en todos los aspectos.


La realidad es que la mujer actual de casi o mas de 40, es mas receptiva a la sexualidad, a su cuidado fisico y al cultivo de su mente. No tiene hijos porque no lo desea o ya tuvo y no quiere más.


Si se trata de mujeres brillantes, profesionistas, es difícil encontrar un compañero, que no sea solo algo sexual, porque los varones prefieren el estereotipo cultural de la recatación, de la mujer tonta que no piense o no lo haga demasiado y menos que sea sexualmente abierta, en contraposición a la cultura. El costo es que observamos mujeres jóvenes preparadas, con cada vez en menos posibilidades de formar una familia, porque si no se comportan como tontas intelectualmente o bobas sexualmente, no logran entablar una relación formal.


Los hombres insatisfechos, buscan amantes con quienes si puedan disfrutar el sexo, pero tampoco lo logran, dividiéndose entre una doble moral y la exigencia de un alto desempeño en la cama.


Ahora bien, algo ampliamente postulado por la teoría psicoanalítica es que la energía psíquica o sexual deviene en múltiples manifestaciones, por un mecanismo de sublimación. Pero no toda puede ser canalizada de ésta forma. Si no que le pregunten a quienes han pretendido hacer que se obedezcan u obedecer votos de castidad o de celibato.


No es mediante la información sobre sexualidad y anticoncepción que la vida sexual mejorará, la prueba está a la vista. Si no se acompaña ésta de una desmitificación hacia el disfrute del goce y el placer, desde le educación infantil, seguirán estableciéndose modelos basados en crencias equivocadas y que llevan a la vida de hombres y mujeres por igual a vivirse en una constante frustración, enfermedad, neurosis y también, como consecuencia de ello, tenemos una sociedad llena de individuos improductivos, que no pueden realizarse en todas sus capacidades.


La cultura y la civilización, si bien dependen de la información, la educación, y la inteligencia de los individuos, también y en mucho se benefician de su salud psíquica, y si como vimos, buena parte de ésta se deriva de un modelo de goce de la sexualidad pleno y desmitificado, ambos áreas se verían enormemente beneficiadas de que los modelos morales sexuales erróneos dejen de ser mantenidos o reforzados.


Por eso, educar es un proceso mucho más complejo que solo tranmitir valores moralinos o de dar información a diestra y siniestra.
Cuando se trata de sexualidad hay que preguntar como lo está introyectando cada individuo y porque lo está haciendo así. Las repercusiones para su desarrollo psicológico, para su vida en pareja y familiar y para su lugar en la sociedad como individuo autónomo productivo y sin afecciones neuróticas incapacitentes o que afecten significativamente a su entorno, están en juego.