jueves, 1 de julio de 2010

LA RAZÓN ES COMUNICATIVA, NO AUTISTA


"El diálogo entre civilizaciones, lucha contra el aislamiento pretencioso del pequeño yo e insiste sobre la verdadera realidad del yo, que es ante todo una relación con el otro y relación con el todo" Roger Garaudy


Existe una trivialización de la realidad y del otro, incluso de mi mismo, no me tomo en serio, nada es tan en serio, la vida light...


La realidad, ahora, excluye cosas como el amor, la solidaridad, la lealtad, los pactos, el respeto al otro como persona, el verlo y tratarlo como tal, con dignidad.


Se ha trivializado todo sin excepción, excepto la importancia del dinero, ahora, también el egoísmo, el narcicismo, como valor supremo al que acceder, y una vez cubierta la meta, es decir, cuando tengo bienestar absoluto, sin importarme el otro, hago lo que sea para que nadie me mueve de mi zona de comodidad: sentado en mi gran sillón, entrado en mi vídeo juego, tomo mi bebida favorita, me da igual el resto del mundo...no te humillo pero te ignoro.


El Foro pasado de la Cineteca Nacional, vi una película extraordinaria: "Náufrago de la Luna". Un joven se intenta suicidar ante la dinámica de su vida que se traduce en trabajar todo el día para pagar sus deudas en tarjetas de crédito. No lo logra pero es arrojado a una isla, ahí sobrevive haciendo lo indecible para comer, cubrirse, pasar el tiempo. Pero hay otro personaje: una chica que no ha salido de su recámara en años, debido a su aspecto físico, tiene una gran cicatriz, ahí come, tiene una pequeña rutina, y nunca deja entrar la luz del día. Pero una vez al mes abre las cortinas y con una cámara fotográfica de alto alcance, entra al mundo que abandonó hace mucho; desde ahí, descubre al joven náufrago, se las ingenia para salir de su casa y arrojar al mar un mensaje en una botella: Hello. Así, inician una relación, lejana que es muy significativa para ambos: para él por el hecho de saber que no está solo en la isla, para ella, saber que no está sola en el mundo, que aún puede crear lazos afectivos. Como dicen: siempre hay un roto para un descocido.


Es el retrato de la deshumanización en la que estamos inmersos, no soy una persona soy un número de cuenta para un banco, no soy una mujer joven, soy en tanto puedo llenar estándares de moda y aceptación entre mis iguales. Y si yo soy éso, el otro no será menos para mi, porque así se mueve el mundo.


Entonces, nada es importante: digo que si pero no digo cuando, no llamo a los amig@s al menos que me de la gana buscarlos, si me llaman digo: "estaré ocupado, buscaré espacio en mi agenda, luego nos llamamos", ante la demanda de una búsqueda de relación humana, respondemos trivializándola, solo yo soy importante, el otro es accesorio y no tendría para que darse una relación significativa, no me sirve, solo yo me basto a mi mism@ ¡que arrogancia!


Tampoco me importa el tiempo del otro, que se espere, o si quedamos, y no me da la gana de ir, pues no voy y no aviso, si me piden que le dé un mensaje pues ahí luego, el mañana que nunca llega, porque no hay compromisos, no hay amistades profundas, no hay pactos, no hay respeto por el tiempo y estilo de vida del otr@.


Si te veo, y me platicas algo nuevo o interesante para mi, puede que te otorgue un poco de mi atención, pero rápido porque abrí espacio en mi agenda para verte, es casi un trámite, ya no se disfruta, ya no es lúdico, entonces te pregunto: ¿que cuentas de nuevo? si es lo de siempre, tu vida...no me interesa.


Siempre imagino, yo que ando luego de ociosa creativa, que lo bueno sería, si el otr@ me dice que no cuenta nada nuevo, y yo le respondiera sinceramente que tampoco, para ver si así en la mas clara sinceridad de la patético de la vida moderna sin significativos, podamos encontrar algo que hacer juntos.


¿No somos acaso un esperar que llegue alguien con quien compartir mi todo? si no somos éso, que somos entonces: ¿islas de conocimiento?.


Pero, sin mecanismo identificatorio del otro, como mi igual, mi herman@, no con una connotación religiosa, sino real, se vive en un mundo comodino. También así es que se desarrolla y ejercita la expresión de la sexualidad en nuestros días, negando el involucramiento afectivo y la relevancia humana de un hecho trascendental.


Se trivializa la noticia que incluye elementos humanos, desgracias, se da a conocer una muerte, un asesinato, un suicidio, un secuestro, luego se olvida porque hay notas mas frescas y de mayor audiencia. ¿Quienes han seguido al tanto de lo que sucede en el caso de la guardería ABC? ¿Casitas del Sur? ¿Niños asesinados por militares cuando iban de paseo a la playa?.


Mucho menos nos enteramos que en Sudáfrica, mientras transcurre el mundial futbolero, 4 mil 500 niños nacerán con sida, 30 mil adultos serán infectados y 22 mil 500 morirán por falta de tratamiento adecuado ( Advert Organization).


Todo es trivial, no porque lo sea en sí mismo, sino porque no se opta por establecer relaciones significativas, relevantes, con reconocimiento.


En resumen, se carece de un otro significativo, no es que no esté, no es que no exista, es que le damos un significado trivial, en tanto carece de importancia o novedad, es una palabra que tiene una connotación negativa, porque lo trivial no interesa, no es relevante, es dispensable.


Tengo la tentación de escribir que todo se solucionaría si consideráramos al otr@ como un ser total, pero justo estoy describiendo que sucede lo contrario, y sucede porque al trivializar todo aquello que nos una significativamente al otro, hacemos precisamente un acto para evitarlo. Es una suerte de evitación, se llama evasión en psicodinamia, y uno evade no solo por comodidad, sino también por miedo, por falta de decisión, porque parece complicado y pensamos que no podremos intentar la tarea o brincar el obstáculo.


Significar, nos refire a tener importancia, distinguirse por alguna cualidad o circunstancia, manifestar nuestra postura o nuestra opinión, a algún hecho o persona relevante, lo que sobresale.


Lo único significativo para muchos adultos y jóvenes hoy en día son los objetos inanimados, las cosas, curiosa paradoja, las cosas son significativas y las personas objetos accesorios. Son lo significantes, según la teoría lacaniana. Incluso algunos jóvenes se relacionan solo mediante la computadora, o con caricaturas (anime) mismas que les sirven hasta de estímulo sexual. Se calientan con seres inexistentes.


Resalta un exacerbado apego a poseer cosas y luego se les atribuyen poderes casi amatorios: el auto, la lap top, el videojuego, la motocicleta, el celular, la pantalla de plasma, la ropa de marca...la mujer rubia o voluptuosa, si no lo tengo, no existo, si existe éso en mi vida, soy significativo, debido a que es lo único relevante para mí. Es una díada.


Pero una díada, que no lleva a ningún lado, ya que el objeto inanimado no puede interrelacionarse conmigo. Yo le atribuyo valor, yo se lo quito. Es un monólogo estéril.


La única relación posible es con el otr@. Soy, en tanto el otro es, no existo sino en función del otro ser humano, no de una cosa, sino de mi semejante, en quien puedo identificarme y RE-conocerme, tanto en el sentido de verme en él reflejado como en el de dar una distinción.


Incluso en la acepción del término como parte de una estrategia , que lo ve como una exploración que tiene por objetivo obtener cierta información: la obtengo acerca de mí, y también del otro.


Un poco lo que pasa en psicoterapia mediante los procesos de transferencia y contratransferencia entre el terapeuta y el paciente, entre el uno y el otro significativo, frente al que me desnudo, para mostrarme y mostrarle y reconocerme, reconociéndolo.


El ser humano es, por definición, portador de características específicas EN SI MISMO; con carácter de unicidad e irrepetibilidad, lo contrario a un objeto producido en serie o en masa.


Poseemos un lenguaje y la capacidad de autoconciencia y conocimiento, la inteligencia y la reflexibilidad sobre nuestra conducta. Ante tal cosa, no hay ley, nada puede imponerse por encima de ello, de ahí la importancia de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, pero se ha debido reglamentar, en las figuras de los ombudsam, porque no nos parece que sea verdad, seguimos empeñados en darle valor de objeto a la persona. Hay que aclararlo y delimitarlo mediante la autoridad.


Pero nada es un concepto acabado, absolutamente nada, fuera de las características inherentes al ser humano, todo ha cambiado históricamente, ahí la importancia del concepto RESIGNIFICACIÓN.


Una idea o un concepto se resignifican al darles un nuevo ordenamiento, que puede agregarse al que ya tenía, o bien, cambiarlo por completo. Ocurre sobre todo cuando cambia el contexto, o cambiamos nosotros mismos.


Para resignificar al otro, para que SEA verdaderamente significativo, tendría que cambiar el contexto en el que vivimos, y el contexto no cambia, si nosotros no lo transformamos, de cualquier modo se moverá, y tendremos que adaptarnos, porque es cierto que el lugar en el que nacemos y desarrollamos en mucho nos determina, también es cierto que posteriormente, somos capaces de tomar decisiones con autonomía.


Forjamos nuestra identidad en la sociedad y el contexto, pero es en mucho en nuestras relaciones significativas que construimos nuestro ser interno, es una interrelación constante a lo largo de nuestra vida.


Éstas son solo unas algunas reflexiones para Re-pensar acerca de como vemos al otro, porque indefectiblemente se encuentra relacionado con como nos vemos a nosotros mism@s, es necesario para saber como es nuestro contexto, pero también para observar como lo hemos modificado, modificándonos a nosotros mismos y re-definiendo nuestra relación con el otr@.


No podemos eximirnos de éstas interrelaciones, que nos ofrecen una oportunidad para conocer, saber más de mí, del próximo, del contexto actual, si es que deseo saber.